Esta práctica se conoce como automedicación y a pesar que es un hábito común, entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) luchan para que su ejecución sea de forma responsable para que no empeore la salud del paciente.
Lastimosamente, en nuestro país se han reportado muchos casos en donde las personas se automedican no solo con los medicamentos de venta libre sino también con aquellos que se venden bajo prescripción médica. En consecuencia, pueden existir problemas de salud a corto, mediano y largo plazo.
Por ejemplo, los dolores en la cabeza quizás son los padecimientos más comunes en nuestro entorno. El caso es que entre más fuerte es el dolor, se usan más analgésicos de forma indiscriminada para crear una sensación de alivio.
En la mayoría de situaciones, quien sufre el dolor dejará de tomar el medicamento hasta que note una mejoría. Lo malo de estas decisiones es que podría tratarse algo más que se está atendiendo de forma inadecuada.
Uno de los riesgos del uso habitual de los analgésicos es la nefritis intersticial, que es la inflamación de los espacios entre los tubos renales, afectando el funcionamiento de los riñones.
Otros riegos de la medicación por cuenta propia son:
- Aparición de toxicidad en forma de efectos secundarios, reacciones adversas e intoxicación.
- Dependencia o adicción.
- Interacciones con otros medicamentos pues la asociación de medicamentos puede ser peligrosa.
- Falta de efectividad por no estar indicados en esa enfermedad, dosis inadecuada o tiempo de administración incorrecto
- Pueden enmascarar o alterar otra enfermedad dificultando el diagnóstico o facilitando un diagnóstico erróneo.
Por ello, si presentas algunas molestias y persisten a pesar de los medicamentos, no dudes en consultarlo con tu médico porque él sera quien determine qué es lo que en verdad tienes y el tratamiento adecuado.
Contenido proporcionado por Laboratorios Vijosa